La Miel...
«Con qué afán la hacendosa abejita
mejora cada hora de sol
y recoge miel todo el día
de cada flor que se va abriendo!
¡Con qué destreza fabrica su celdilla!
Qué esmero en esparcir la cera.
Qué afán tiene para llenar sus espacios
del dulce alimento que fabrica».
¿Y qué es la miel?
Es un líquido viscoso y dulce creado por las abejas a partir del néctar de las flores. Su preparación se inicia en la misma planta. Las nectarias, que son dos glándulas situadas cerca de la base de la flor, son las que segregan el néctar que extraerán luego, las abejas, con sus largas bocas.
Aunque parezca mentira, para que una abeja llegue a producir 100 gramos de miel, debe haber saboreado, después de un lindo cortejo y susurro, a más de un millón de flores; además, es asombroso que cada uno de esos granos aporte aproximadamente unas 1400 calorías.
La miel es un alimento natural, puro, delicioso al paladar y extremadamente nutritivo, embellecedor, y sobretodo, curativo.
Reseña histórica de la Miel...
La evidencia de los esfuerzos del ser humano para extraer la miel ya pueden encontrarse en las pinturas rupestres, que se remontan hacia unos 7000 años a.C. Era casi el único endulzante existente, y era consumida y apreciada por casi todas las antiguas civilizaciones. Nos llama la atención que ya los egipcios la utilizaban para embalsamar a sus muertos.
Sus virtudes y propiedades ya se mencionaban y quedaron plasmadas en muchos textos antiguos como Los Vedas, El Corán, y La Biblia, en la que en su poético «Cantar de los Cantares», el Rey Salomón comparaba los labios de su amada a los panales de miel.
Un proceso laborioso y perfeccionista...
Como ya hemos mencionado, su preparación se inicia en la misma planta con la secreción del néctar que, primero, será aspirado por la lengua de las abejas, para luego, ser guardado en su buche o bolsa de miel, mientras viajan a la colmena.
Este néctar contiene de un 40 a un 80% de agua, lo que supone una gran labor de transferencia de esta pequeña gota, que va viajando de celda en celda por la colmena hasta conseguir su consistencia y pureza.
En esta fascinante operación de la concentración de la miel, toman parte un gran número de abejas que, mediante su aleteo, crean en el interior de las colmenas esa aireación tan necesaria para acelerar el proceso de evaporación de las aguas que han viajado en ese elixir o néctar.
La vida social de las abejas...
La naturaleza ofrece múltiples facetas en las que podemos fijar nuestra capacidad de observación.
Es realmente apasionante poder penetrar dentro del mundo de los seres que comparten el planeta con los seres humanos, pero aún lo es más si descubrimos que algunos de estos seres, a los que consideramos inferiores, son capaces de vivir en sociedades con toda la serie de complejizaciones y especializaciones que este tipo de vida trae consigo.
Una de las más fascinantes formas de vida en sociedad del reino animal es, sin duda, la de las abejas, esos insectos de los que el ser humano se beneficia desde la antigüedad, aprovechando bien su miel y su cera, -productos de su arduo y tenaz trabajo-, o bien sirviéndonos de ellas como vehículo en la fecundación de las plantas.
Algo más que miel...
Desde la alta antigüedad, la miel forma parte de la fórmula en la elaboración de ungüentos, bálsamos, perfumes, y se aconsejaba su administración en el nacimiento como alimento de iniciación, y en la muerte, como bálsamo o como ofrenda.
Composición de la Miel...
En su composición entran más de 70 sustancias diferentes, aunque evidentemente éstas serán distintas, ya que existe una gran variedad de mieles.
De este modo, para que el análisis de una miel sea completo, habría que tener en cuenta:
- Su origen (si es del llano, la montaña….; además de la flor que más predominio tenga en el lugar donde se ubica la colmena).
- Su característica organoléptica (color, consistencia, sabor, aroma, etc.)
De tal manera que el conjunto de sus componentes será lo que nos permita hablar de la calidad de cada miel.
Por lo demás, podemos hablar siempre de un denominador común, de una composición común en todas las mieles, y decir que es un excepcional complemento de la alimentación.
La Miel... casi una panacea universal
Durante siglos ha sido alabada por sus propiedades antibióticas y utilización en innumerables preparados farmacéuticos, para tratar desde el raquitismo, la anemia, inflamaciones de los intestinos, el estreñimiento, el reumatismo, y hasta las malformaciones de hígado y estómago.
Durante generaciones se han masticado los panales para aliviar problemas respiratorios (tos, bronquitis, irritaciones en la garganta…)
La miel en la cocina...
Llamada con propiedad «el néctar de los dioses», es uno de los alimentos más sanos y energéticos, considerado uno de los primeros medicamentos preventivos que deben ser incorporados en la dieta por su fácil digestibilidad y tolerancia -desde los niños hasta los ancianos-.
Las mieles son alimentos que superan ampliamente a los azúcares edulcorantes. En ellas, las abejas han transformado los azúcares florales en glúcidos más simples -de rápida asimilación y sin efectos nocivos-, transformándolos en carburantes notables para los músculos, en especial para el corazón y el llamado «músculo rey»: el diafragma.
Por otra parte, nos sirve para mineralizar el organismo y vehiculizar biocatalizadores de inusual valor.
Gracias a sus hormonas naturales, la miel es uno de los mejores vehículos de las esencias vegetales, y nos las ofrece en dosis mejor adaptadas a los tejidos del cuerpo humano.
Aromaterapia y Miel...
La miel puede ser enriquecida con aromas vegetales que intensifican su valor -su efecto es más energético y rápido-. Estos aromas la completan sin romper su armonía constitutiva, a la vez que la convierten en un medicamento con altas propiedades.
La utilización de los aromas vegetales comprende dos partes. En primer lugar, la simple aromatización para cambiar el aroma propio de la miel, y así variar su sabor y hacerlo más agradable; se trata del arte de satisfacer el gusto sin perjudicar su calidad y evitar la monotonía.
En segundo lugar, consiste en una aromaterapia activa que hace de las mieles portadoras de las esencias, y así facilitar la absorción máxima.
Resulta difícil fijar el porcentaje de aroma, ya que depende de numerosos factores y, en particular, del gusto del consumidor, o del uso que se haga con el producto. Como dato orientativo se puede decir que unas 10 gotas de esencia por cada cien gramos es una proporción adecuada.
¡Pósima Mágica!
(Para gripe, resfriados, tos, asma, afonías, etc.)
Ingredientes:
- Miel, 50 gr.
- Limón, jugo de medio limón
- Pimienta negra (molida), 2 gr.
- Jengibre (polvo), 2 gr.
- Aloe, 50cc.
- Agua, ¼ de litro.
Preparación: hervir el agua e ir agregando cada uno de los ingredientes, mezclarlos hasta conseguir unirlos, tomar tres veces al día, a razón de una cucharada sopera. Agítese antes de tomarlo.